El contacto con la música es una experiencia interesante en todas las edades propiciando la conciencia corporal, la coordinación, y, combinada con la autoexpresión y el movimiento creativo, induce a la exploración y apropiación del espacio.
En los grupos de niños más pequeños del jardín, también la actividad incluye pequeños instrumentos diseñados para esta área y específicos para la edad. En el caso de los niños de dos, tres y cuatro años, se complementa con un taller de acercamiento a instrumentos musicales.
El objetivo primordial de esta propuesta es construir un espacio de exploración musical, sonora y de movimiento… siempre desde el juego, los relatos y las canciones, ampliando así la percepción de distintos sonidos, silencios, sensaciones.
Desde la vida intrauterina, el bebé comienza a escuchar sonidos que permiten la conexión con el mundo exterior. Al nacer, escucha las canciones y todo el ambiente sonoro proveniente de las personas que lo rodea. Genera vínculos y conexión directa con las emociones.
En la primera infancia, la música y los sonidos siguen cumpliendo un rol muy importante en las etapas del desarrollo pues ayuda en los procesos cognitivos y establece vínculos socio-afectivos.
La música también favorece el sentido tempero- espacial, permite la conexión con su propio cuerpo y el del otro, promueve a través de la dramatización y el baile la desinhibición y la expresión y ayuda a verbalizar y ampliar el vocabulario
En New Mills trabajamos aprovechando al máximo éstos importantes beneficios de la actividad musical y del mundo sonoro.
A través de los contenidos pautados, se realizan actividades basadas en tres grandes pilares de la música.
El Ritmo: baile, percusión, dinámicas rítmicas.
La Melodía: cantar, instrumentar, dramatizar
La Armonía: conectar con emociones.
La música ayuda a los niños a comprender y disfrutar el mundo que los rodea.
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